(teoría de las tetas)
sentirse alguien pequeño
ante algo hermoso es algo vano. un sentimiento que cualquier pelotudo puede
sentir. yo no puedo ser un ganso que no sepa explicar lo que siento. voy a
tratar. pero es que yo ante tus tetas no me siento chiquito, mas bien me siento
un pelotudo. y lo único que me sale es comparar su textura con el terciopelo
(dios! qué salame soy! si en mi vida sentí fehacientemente la superficie de esa
tela, ves? soy un gil). o si no comparo la consistencia de tus pechos (perdón
pero me enseñaron que repetir tetas tetas tetas a cada rato queda mal, que
queda feo en la escritura, aunque yo prefiero la palabra tetas a pechos, puaj!
es palabra de impotente), decía comparo tus tetas con la gelatina pero esa
comparación es inexacta. es rica, algunos sabores, pero me quedo corto. tus
tetas, mujer, existen para que yo las chupe, las toque las amase, las mire. soy
un voraz saboreador fanático de tus pezones, goloso me dirás. pero no, es él
quien me fascina, quien me saca algo de mi animal íntimo. soy medio bobo al
decir esto pero me encanta el peso, esa redondez, esa curva que promete. y
también el bambolearse de esas carnes cuando caminás. ah negra linda lo que
sos. se me hacen jugo los labios los dientes la lengua. te veo agitar así las
gomas y la cabeza se me llena de animales babosos. si te vieras como yo te veo. me
arrancaría los ojos mirá para dártelos y que te vieras. para que nunca más dijeras que sos fea o que tenés algo feo.
porque mi amor en tus tetas hay equilibrio y danza. negra en tus teas hay belleza. a mí por ahí me convierten
en un pavo, pero vos sos más preciosa que todo. y tus tetas son un zarandeo que la naturaleza se
regala a sí misma. un canto a la vida son tus tetas. esas dicotomías y eso que
no puedo nombrar o que nombro es lo que me gusta, eso es lo que hacen tus tetas, eso es lo que me empequeñece.
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