miro la luna y nada
aunque más allá
del firmamento
viva la estrella de la
muerte
o un astronauta condenado
vuele
mi olfato no los huelen
solo alguna maceta de
pensamientos
me entretiene
y me entiende
y gotean constantemente
mis latidos
ladridos
de este pecho
los huesos
esparcidos
el sabor en los labios
de un aullido
a esa luna que miro
y que ha desaparecido
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